Más allá de las conspiraciones, de los secretos de Estado, del celo de los custodios del hardcore y de lo que se fraguó en los compartimentos estancos del último búnker, Norberto Fuentes se las ingenió —mientras escribÃa los textos que ahora integran El último disidente— para develarnos e informarnos acuciosamente del dÃa a dÃa en la lenta marcha de Fidel Castro hacia su muerte. Llegó a revelarnos el secreto de sus padecimientos y de paso poner en ridÃculo hasta al mismo jefe de los servicios secretos americanos, John Negroponte, cuando este aseguró en diciembre de 2006 que Fidel era vÃctima de un cáncer y que sus dÃas estaban contados; y más lejos aún, muy temprano en ese proceso del retiro del poder, estas crónicas nos advirtieron de los primeros amagos de guerras intestinas por acaparar el poder de Cuba y nombró claramente a su hermano Raúl Castro como su principal enemigo. No es difÃcil vislumbrar que las consecuencias inevitables de todo lo que aquà se expone aún es una historia en desarrollo y que su desenlace definitivo aún está por producirse en el corto plazo del acontecer cubano.